Debido al paso por el canal del parto, muchas veces las cabecitas de los bebés quedan algo deformadas a su salida. Generalmente esta deformidad se recupera de manera espontánea (con el llanto del bebé, la succión, etc).
En ocasiones esta deformidad persiste y se crean alteraciones óseas que tienen repercusiones sobre el sistema nervioso, uno de los encargados de la función digestiva entre otros, y nos podemos encontrar con bebés irritados, con llantos exagerados, que duermen mal, que siempre giran la cabecita hacia el mismo lado, etc.
Se denominan solapamientos cuando un hueso se queda “montado” sobre otro. No debemos confundirlo con la craneosinostosis (cierre prematuro de la sutura) que no es competencia de la terapia manual. En el caso de solapamientos suturales, debemos realizar técnicas de modelaje craneal para devolver la flexibilidad necesaria al cráneo y evitar así tensiones innecesarias.
La plagiocefalia es la malformación (asimétrica) ocasionada por una presión constante ejercida sobre una misma zona de la cabeza. Significa literalmente “cabeza oblicua” (término de origen griego, en el que “plagio” significa oblicuo y “cefalia”, cabeza). En ocasiones, los bebés nacen con esta alteración debido a la posición intrauterina.
El tratamiento osteopático consiste en pequeñas maniobras inocuas y apenas apreciables a la vista para moldear el cráneo y devolver la funcionalidad al aparato digestivo en caso de que estuviera alterado, así como recomendaciones de ejercicios para realizar en casa.
Podemos sospechar de la existencia de la plagiocefalia si detectamos que el bebé siempre se apoya sobre el mismo lado de la cabeza, si solamente gira la cabeza hacia un lado o tiene dificultad para girarla hacia el otro… Si tenemos algún síntoma digestivo, puede ser que este asociado también a la existencia de plagiocefalia o a alguna alteración craneal.
Si detectamos escalones asimétricos en la cabeza del bebé, podemos sospechar de la existencia de solapamientos.
Cólicos del lactante, reflujo gastroesofágico, plagiocefalia, tortícolis congénita, otitis de repetición, bronquiolitis, estreñimiento, alteraciones del sueño, irritabilidad, problemas de deglución/succión, lagrimeo constante aunque el bebé no llore…
Episodios de llanto intenso y enérgico al menos 3 horas al día, 3 días a la semana durante al menos tres semanas en un bebé sano y bien alimentado.
Afectación respiratoria debido al acúmulo de mocos/secreciones en las vías respiratorias. Con pequeñas maniobras, ayudamos a expulsar los mocos, mejoramos la movilidad de la caja torácica y evitar posibles complicaciones.
Se trata de un constante lagrimeo del bebé debido a la obstrucción del conducto que drena la lágrima. Generalmente solo se da de un ojo.