¿Cuántas veces nos habrán podido repetir esa frase nuestras madres a lo largo de nuestra infancia (y no tan infancia)? ¿Cuántas veces nos hemos intentado colocar en una buena postura (lo que nuestras madres consideraban ir bien tieso) y no aguantamos ni un asalto?.
Tener una correcta postura es una aspiración o necesidad que trae a nuestra consulta a cada vez más pacientes. Y cada vez es más conocida la idea de que, tener una buena postura previene de dolor y…la postura es «solo una postura» pero el dolor…eso ya es otro tema.
¿Pero qué es la postura? Podríamos decir que es el término que se utiliza para calificar la posición que adopta el cuerpo o una de sus partes en el espacio. Está claro que hoy en día nuestra rutina y nuestro trabajo dispone a nuestro cuerpo en una determinada postura demasiadas horas y que, en función de cómo nos coloquemos por ejemplo, delante del ordenador, delante de la máquina de producción, leyendo… podemos desarrollar muchas y diversas patologías a corto-medio plazo.
La razón por la que nos cueste mucho mantener lo que nosotros entendemos por una correcta postura es que existen diversos tejidos que ofrecen una tensión opuesta (una resistencia) para que esto se pueda llevar a cabo.
A nosotras nos gusta definir la postura en un cuerpo humano como el dibujo que ha hecho el agua en el cauce de un río. El agua (la cantidad o velocidad del flujo de corriente) sería desde la cantidad de peso que llevamos en las mochilas de pequeños… como la llevásemos colocada en la espalda… el desarrollo precoz de las mamas en las niñas que les obliga a «cubrirlas» con su propia postura… esa silla en la universidad en la que te sentabas con las piernas de cualquier manera, tus hábitos alimenticios, tu respiración, tus emociones, tus disgustos, tu genética (por supuesto)… etc. Es decir, una cantidad infinita de parámetros que a lo largo de una vida entera disponen a nuestro cuerpo en nuestra postura.
Es muy común que un paciente nos pregunte en consulta: ¿pero a estas alturas de mi vida, ya me voy a poner yo más recto? Es una buena pregunta. Desde luego que si se trabaja duro, con ejercicios de reeducación postural y con mucha concienciación por parte del paciente, se pueden conseguir cosas asombrosas.
Pero al menos, si entendemos que la mala postura puede ir a más si no controlamos los factores de riesgo, lo que seguro que podemos conseguir con el paciente es que se mantenga como está sin evolucionar a una situación peor, incluso de dolor o de patología mayor.
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